guillermo's blog
MI PRIMERA VEZ (ALBERTO)
Mi primera vez…
Los marineros sueltan amarras, retumban los motores, el barco comienza a virar encaminándose hacia la entrada de la Ría de Vigo. Es 23 de Junio de 2012, inicio de la campaña oceanográfica CATARINA-PALEOACID, desde Vigo a St. John’s pasando por Groenlandia. Por la popa todos nos despedimos efusivamente de familiares y amigos. En mi caso con cierta melancolía, pasaré unos 50 días a bordo, y a la vez con cierto nerviosismo, es mi primera campaña oceanográfica y quiero que todo vaya bien. Estoy donde quiero estar, haciendo lo que me gusta, y tengo que aprovechar cada momento a partir ahora. |
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Dejamos a estribor Las Islas Cíes, y el océano Atlántico nos recibe de cara con una maravillosa puesta de sol, dejándonos entrever que no es más que un aperitivo de las que contemplaremos después. Acabamos de entrar en mar abierto y ya comienzo a sentir los primeros mareos. Normal, que coño pinta un chaval nacido en la más profunda Castilla en medio del Atlántico. “Come pan”, “toma el aire en cubierta” son los primeros consejos que me dan los marineros; “tómate un par de Biodraminas”, por parte de los científicos. Siguiendo los 3 consejos durante los 3 primeros días, el tema de los mareos parece que quedó zanjado.
Poco a poco vamos organizándonos los turnos de trabajo y empiezan a venir las primeras rosetas. Que si muestra de oxígeno por aquí, que si burbujita por allá, que si botellita de salinidad por aquí, que si cubeta de pH por allá… y roseta tras roseta (y más roseta) llegamos al primer domingo a bordo. El día nos acompaña, un tiempo inmejorable. El Capitán, virtuoso de la Gaita donde los haya, junto con nuestra compañera Pascal y su acordeón, nos interpretan las primeras Gallegadas. Empiezan a correr las primeras bandejas de pulpo a feira, jamón, boquerones, quesos,… todas ellas regadas con cerveza y vino albariño de la campaña, muy rico por cierto. Ya en la cabeza de Cristina se empieza a forjar poco a poco una idea de coreografía de Muñeira que, ensayo tras ensayo, finalmente culminará en una célebre y por siempre recordada actuación en la cubierta del Sarmiento de Gamboa, en la celebración del día del Carmen. Su trabajo les costó, pero seguro mereció la pena. Sin darnos cuenta, y estación tras estación, ya nos encontramos en el ecuador del primer transepto de la campaña.
En estos días festivos de Julio (cumpleaños de Max, día del Carmen,…) empiezan a tener lugar las primeras fiestas “serias”. Hasta ahora todo era cervecita tras cervecita en el hangar amenizadas siempre por el “pincha” Jose “el máquinas”. Largas charlas entre nosotros para ir cogiendo confianza y ahí quedaba la cosa. A partir de esta fecha comienzan primeros bailes entre el personal (escasos por mi parte claro está, nunca he sido de bailar) y primeras visitas a la “sala oficial de fiestas” del barco. De aquí en adelante no puedo decir más, lo que pasó en la sala, queda en la sala.
Volviendo a la oceanografía, por estas fechas, 17 – 18 de Julio, llegamos a Groenlandia. Numerosas son las fotografías que nos echamos entre todos con Groenlandia de fondo. Desde el barco todos miramos con detenimiento a ver “qué se veía”. Aparenta ser una tierra salvaje, sin el toquiteo del hombre. Parece mentira, tan cerca y sin poder poner un pie en el suelo. Que se le va a hacer, así tenemos excusa para volver. También son abundantes las fotografías con las puestas de sol de los atardeceres infinitos que el Atlántico nos tenía guardadas para esta zona. Una tarde tras otra, aguardamos en cubierta a la espera de ver el “rayo verde”, fenómeno descrito por el otro “máquinas” Mario, pero que de momento, no hemos tenido la suerte de ver. Un grupo numeroso de Fulmares Boreales (Gaviotas pa’ que nos entendamos) nos siguen desde varios días atrás. Muy valientes (o algo estúpidas según como se mire) han de ser porque Juancho las recibe con su menú particular de “pan con tabasco” cada día, y las dichosas continúan a nuestra vera.
Mientras navegábamos en aguas de Groenlandia, una llamada desde el puente al teléfono del laboratorio nos pone en alerta a todos: avistamiento de un grupo numeroso de ballenas por proa. Extraordinarias, durante un buen rato se dejan ver nadando de forma majestuosa y nos permiten hacer fotos y vídeos de ellas. Fotos en las que apenas se ve un palmo de su cuerpo; pero bueno, la ilusión es la ilusión.
Entramos en lo que para los que solo cubren el primer transepto, es el último cuarto de la de campaña. Se empiezan a oír los primeros comentarios de “que ganas tengo de pisar tierra firme”, “espero no sufrir el mareo de tierra”, y el olor a despedida se empieza a palpar en el ambiente.
El 23 de Julio llegamos al puerto de St. John´s. Nuestros colegas de Vigo nos reciben con los brazos abiertos y como buenos españoles que son, con las acertadas recomendaciones de dónde se come mejor y cuál es la mejor cerveza (y a poder ser la más barata) del lugar. Somos así, que se le va hacer. Tras la pertinente revisión “casual” de camarote por parte de las autoridades Canadienses a mi amiga la Colombiana, flamante admiradora de la cumbia, ponemos los pies en tierra firme. Aprovechamos el día para visitar algo de St. John´s. Por la noche, y tras acicalarnos y ponernos nuestras mejores galas, nos disponemos a conocer la noche Canadiense. Cenita, cervecita, copita, algún baile (reitero que escasos por mi parte pero bien aprovechados) y a finalizar la fiesta en el barco.
Al día siguiente toca mañana de despedidas para unos y de entrada para otros. Las despedidas nunca fueron buenas. Después de un mesecito de convivencia “full-time” se coge aprecio a la gente, y da pena separarse. De animar a los que nos quedamos a bordo se encargan Michel, Anxo y el resto de picapedreros (así llamábamos a los geólogos en la facultad de ciencias). Y por lo que llevo de campaña con ellos, creo que se han metido bien en el papel de animar.
De momento, la vuelta va viento en popa. En mi caso ya se sabe, medida de oxígeno por aquí, muestreo por allá… yo sigo con lo mío. Los geólogos con lo suyo, haciendo boquetes en el fondo del mar a diestro y siniestro, empantanando todo de barro, y eso sí, bolsitas y pegatinas para dar y tomar, todo bien etiquetado.
Ya ha tenido lugar la primera fiestecita, y no nos podemos quejar, parece que están a la altura de las expectativas. Las malas lenguas dicen que en breves tendrá lugar la siguiente fiesta, dirigida y organizada por nuestro colega Anxo, nuevo dueño (y yo su ayudante) de a taberna do core, garito estrella del Sarmiento de Gamboa.
Me pedisteis que escribiera sobre mi primera vez…, he aquí el resultado. Dicen que en otros aspectos de la vida la “primera vez” no se disfruta tanto, que se está más preocupado de hacerlo bien. Yo por lo que llevo de mi primera campaña, que es lo que ahora nos concierne, creo que de momento no me manejo mal. Esperemos todo siga como hasta ahora.
Alberto Grande