SEDIMENTOS OCEÁNICOS

 

 

 

 

Una vez cortadas y abiertas las secciones de un testigo se procede a fotografiarlo y a describir con detalle todos los rasgos sedimentarios que aparecen (en la imagen de la izquierda se puede observar el aspecto de uno de los testigos obtenidos durante la campaña. Obsérvese la existencia de tramos de diferente espesor y con características claramente contrastadas). Nos fijamos entre otras cosas en los diferentes tipos de sedimentos, en su litología, tamaño de grano, color y en las estructuras sedimentarias presentes.

Estas y otras características nos sirven de base para hacer una primera aproximación a los procesos que han generado estos sedimentos y cómo han ido cambiando a lo largo del tiempo.

 

 

Casi la totalidad de los sedimentos que hemos obtenido son fangos, es decir el barro que algunos han utilizado también para hacer alfarería, como ya se ha podido ver con anterioridad. Pero una observación más detenida de los sedimentos y, sobre todo, una mirada a las partículas que los componen revelan enormes diferencias entre ellos. Dichas diferencias nos hablan con más detalle del origen y de la procedencia de los granos, de la existencia de corrientes más o menos intensas, de cambios en las masas de agua oceánicas que han ocurrido a escala de miles o decenas de miles de años, etc. En definitiva, de cómo ha evolucionado un océano y cómo ha cambiado el clima de nuestro planeta. Dilucidar con precisión estos aspecto requiere de multitud de estudios y análisis, algunos muy específicos, que se llevarán a cabo en nuestros laboratorios con posterioridad a la campaña.

No obstante, los análisis preliminares que estamos llevando a cabo a bordo ya nos ponen en disposición de formular ciertas hipótesis respecto al origen de los sedimentos, su edad tentativa y de los mecanismos que han determinado su depósito.

En las siguientes fotos se muestra cuán diferentes pueden llegar a ser los fangos oceánicos cuando se miran a otra escala, como puede ser a través de un microscopio binocular.

 

 

 

En algunos casos, casi la totalidad de los granos de arena que componen el sedimento tienen un origen orgánico. Son caparazones de microrganismos o fragmentos de seres más grandes, como en el caso de las imágenes superiores.

En otros casos las partículas más abundantes son granos de cuarzo, volcánicos, fragmentos de roca, etc., o sea, su origen es inorgánico y por tanto claramente distinto a los anteriores.

Y en otros se observa una mezcla de los componentes minerales y biogénicos.

 

 

En ocasiones puede sorprender el tamaño de algunos granos recogidos en los sondeos. Cabe preguntarse qué mecanismos han hecho posible que cantos de varios centímetros hayan llegado al centro del Atlántico, a 4000 m de profundidad.

 

 

Como dice la canción, las llaves (claves) están en fondo del mar y encontrarlas es el reto científico de nuestro trabajo.